Historia de Miranda

HISTORIA DE LA COLONIA DE MIRANDA DEL REY

INTRODUCCIÓN.
La Venta de Miranda fue una de las fondas y posadas, que se disponían para dar alojamiento a los intrépidos viajeros o comerciantes que se atrevían a entrar o salir de Andalucía por Sierra Morena.

La venta, se encontraba dentro del término privativo de Baños, y daba asistencia a uno de los caminos más importantes, el camino del puerto del Rey. Esta antigua vía, tuvo gran importancia en la batalla de las Navas de Tolosa, ya que parece ser que fue el camino seguido por el ejército cristiano del rey Alfonso VIII, ayudándole a colocar sus mesnadas en orden de batalla, evitando así el angosto paso de la Losa y el puerto del Muradal. Todavía, se encuentran algunos restos de las reparaciones que se realizaron con posterioridad a este camino, como es el caso del famoso “Empedraillo”. La venta de los Palacios y la ermita de la Santa Cruz, estaban situadas en el antiguo camino del Puerto del Muradal, y se unían con la venta de Miranda a través de un camino, que enlazaba estos importantes pasos y puertos de Sierra Morena. La venta de Miranda sería el núcleo que sirvió de base para la creación de la colonia de Miranda, adscrita a las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena.

1.- LAS NUEVAS POBLACIONES.
La colonia de Miranda, nació en torno a 1768 dentro del proyecto colonizador de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía. En un informe de Simón Desnaux de 1768, se nombraba como una de las aldeas creadas con 14 vecinos de nación alemana y suiza, que dependerían de la feligresía de Santa Elena[1]. El plan se inició en 1767, gracias a la promulgación del Fuero de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y a la contrata realizada entre la Corona de España, bajo Carlos III, y el asentista bávaro Juan Gaspar de Thürriegel, a través de la cual se comprometería a asentar seis mil colonos católicos alemanes y flamencos por 326 reales de vellón cada uno. Aunque en un principio solo se asentaron colonos extranjeros, posteriormente, debido a la mortalidad se hizo necesaria la admisión de colonos españoles, más habituados al clima y a las condiciones de trabajo.

La persona elegida para dirigir el proyecto fue el peruano don Pablo de Olavide y Jáuregui, que fue nombrado superintendente de las Nuevas poblaciones entre otros cargos que le garantizaron la independencia y el poder necesarios para la realización del plan. Para el cargo de subdelegado de Sierra Morena se nombró a Miguel de Gijón y León, que estuvo en el puesto hasta 1771. Tras un breve periodo en el que Manuel Antonio Míguez desempeñó el cargo de subdelegado interino, Miguel Ondeano fue nombrado subdelegado de Sierra Morena en 1773. Después del arresto de Olavide en 1776, continúo en el cargo de subdelegado hasta que fue ascendido en 1784 a Intendente de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía [2] .

En 1767 se fundaron las tres primeras colonias en Sierra Morena, La Peñuela[3], Guarromán y Santa Elena. Al año siguiente, en 1768, se continúo con las fundaciones entorno al Camino Real con Venta de Linares[4], Carboneros, Rumblar entre otras colonias, y en el camino de Valencia, Arquillos y Venta de los Santos. Aldeaquemada en otro camino de acceso a Andalucía. En 1769, se crearon Montizón y la feligresía de Miranda. En los reinos de Córdoba y Sevilla, se establecieron las colonias de Andalucía, con capital en La Carlota. Se fundaron a partir de 1768 La Luisiana, Fuente Palmera y San Sebastián de los Ballesteros. A todos estos núcleos principales, se les fueron añadiendo con el paso del tiempo multitud de aldeas dentro de cada una de las feligresías.

2.- LA FELIGRESÍA DE MIRANDA.
Aunque el proyecto colonizador comenzó, como indicamos anteriormente en 1767, a principios de mayo de 1768, faltaba poco tiempo para concluir los primeros tres puntos de población, entre ellos Santa Elena. Por ese motivo, el superintendente Olavide decidió crear nuevos puntos de población como el Rumblar, Carboneros, Navas de Linares, Venta de Linares, Magaña, Aldeaquemada, Venta de los Santos y Arquillos[5]. De todas estas nuevas colonias, Magaña se convertiría en una pequeña aldea que se adscribiría a la feligresía de Santa Elena, designándose como director de las obras de esta nueva aldea a José Ynojos[6], sargento del Regimiento de Guardias[7]. La Venta de Miranda también se fundaría durante este año de 1768 en la misma feligresía.

Los trabajos continuaron y el buen ritmo de las roturaciones propició que Olavide decidiera dividir la feligresía de Santa Elena, que era la más extensa de las creadas, en dos feligresías independientes. Para ello, informó el 30 de octubre de 1769, al comandante de Santa Elena, Francisco Longoria[8] que debido a que existía en la Venta de Miranda una capilla, veía indicado crear otra feligresía aparte de la de Santa Elena, bajo la dirección interina de José Rubio. La feligresía quedó finalmente constituida con la adhesión de la aldea de Magaña.

Al ser creada la feligresía de Miranda, con suertes y tierras procedentes de la feligresía de Santa Elena, debemos tener en cuenta, que en un principio esta última feligresía estaba compuesta por tres departamentos, que estaban a su vez constituidos por un número determinado de suertes cada uno. Al frente de cada departamento se encontraban dos alcaldes pedáneos, uno español y otro extranjero, que eran elegidos por los jefes de suerte de cada departamento de forma democrática, aunque con la asimilación de los colonos extranjeros se redujo a uno por departamento. El cargo se poseía durante un año, y estos alcaldes pedáneos eran los encargados de su departamento, ayudando en la labor de gobierno de la feligresía al director de la colonia, posteriormente conocido como comandante civil, que dirigía la colonia siguiendo las directrices de la subdelegación de Sierra Morena y de la Intendencia.

Desde la superintendencia se determino que la feligresía de Santa Elena quedaría constituida por un departamento y medio y la feligresía de Miranda con igual número de estos. Por este motivo, el departamento de Miranda poseía con dos alcaldes pedaneos y el de Magaña solo uno, aunque con el paso del tiempo debido a la pérdida progresiva de colonos y de suertes, se redujo a un único departamento la feligresía de Miranda, y dos la de Santa Elena. Entre los cargos civiles que estaban presentes en cada feligresía debía existir un ministro carcelero y celador de campo y un fiel de fechos, que generalmente también ocupaba las plazas de sacristán y maestro de primeras letras. También solía haber un médico, que cobraba un salario que estaba compuesto por una ayuda de costa y las igualadas que recibía de los colonos. La nómina se completaba con un sacerdote, que era el encargado de cuidar el alma de los colonos con la ayuda del sacristán, siendo durante los primeros años frailes capuchinos, debido a la necesidad de tener párrocos que hablaran el mismo idioma que los colonos extranjeros. Los capuchinos sirvieron en Miranda hasta septiembre de 1777, fecha en que fueron finalmente sustituidos por párrocos diocesanos españoles. En lo referido a Magaña, al estar en tierras que estaban bajo la jurisdicción del arzobispado de Toledo, en ocasiones era visitada por el sacerdote del Viso.

Los primeros años de la feligresía de Miranda coincidieron con el aumento de las obras en las colonias de Sierra Morena. Por este motivo, en Miranda se construyó una iglesia y una casa para el comandante de la feligresía. Las características de la colonia, con sus tierras en plena sierra, determinó que las casas se situaran durante esta época mayoritariamente en el núcleo principal y en la aldea, al contrario de lo que ocurría en el resto de feligresías de Sierra Morena, donde se primaba la construcción de las casas en la propias suertes, para que las familias de colonos no perdieran el tiempo en desplazamientos al lugar de trabajo. Por ese motivo se construyeron en 1771, 16 casas en Miranda y 8 en Magaña, mientras que en las suertes se habían construido 17. Estas cifras se mantuvieron con pocos cambios algunos años después, ascendiendo en 1774 a 20 en Miranda, 8 en Magaña y 18 en las suertes, fecha en la que se doto de pósito de Labradores en las feligresías de Sierra Morena, compartiendo Santa Elena su pósito con Miranda y Magaña.

En 1777, el subdelegado Ondeano, pidió opinión al obispo de Jaén sobre la reedificación de la iglesia de Miranda, que fue contestada positivamente junto con la iglesia de Navas de Tolosa. Durante este mismo año se nombró a José Márquez como nuevo comandante civil para Miranda. Pero las circunstancias no fueron las más adecuadas para la feligresía de Miranda, y la reedificación de la iglesia no se realizaba. La mala calidad de las tierras de cultivo de la feligresía, el ahorro económico que se llevó a cabo desde la subdelegación de Sierra Morena y al cambio del trazado del Camino Real, que se trasladó definitivamente desde el Puerto del Rey a la nueva calzada realizada por Carlos Lemaur en Despeñaperros, terminaron perjudicando el desarrollo de la feligresía, que en 1782 fue suprimida bajo la subdelegación de Miguel Ondeano, adscribiéndose sus colonos y sus departamentos a la feligresía de Santa Elena, que volvería a estar compuesta por tres departamentos. Por este motivo, desaparecieron los cargos de comandante civil de Miranda y su párroco, al quedar su iglesia como una capilla dependiente de la iglesia de Santa Elena, que recibió en custodia los libros parroquiales de la iglesia de Miranda. A pesar de todo esto, durante la década de los ochenta del siglo XVIII todavía se nombraban la feligresía de Miranda-Magaña, fundamentalmente para la realización de informes sobre población, plantíos, terrenos cultivados, etc.

3.- LA ALDEA DE MIRANDA.
Como indicamos anteriormente, la feligresía de Miranda, fue poco a poco desmantelada a partir de 1782, adscribiéndose sus dos núcleos de población y sus departamentos a la feligresía de Santa Elena[9], que durante aquella época solo tenía la aldea de Venta Nueva[10]. Por desgracia para Miranda, ahora convertida en aldea, las cosas no mejoraron, ya que continúo la pérdida progresiva de colonos y de tierras de cultivo. Además, durante estos años, el subdelegado Ondeano, intendente a partir del año 1784, realizó fuertes inversiones en la capital de feligresía, reconstruyendo la iglesia y el pósito de Santa Elena, además de multitud de casas de colonos. En Miranda y Magaña, el panorama era totalmente opuesto, ya que el número de casas fue disminuyendo de forma importante, como demuestra un informe de 1789 que relaciona 14 casas en Miranda, 7 en Magaña y solo 1 en las suertes. A finales del siglo XVIII, la aldea de Miranda tenía en sus alrededores solo 22 suertes, dos de ellas sin numerar; mientras que en la aldea de Magaña se señalaban 9, lo que resultaba muy escaso para el término que formó la feligresía entre 1769 y 1782.

A partir de este momento el destino de Miranda quedó unido definitivamente a Santa Elena. La Guerra de Independencia, las Cortes de Cádiz y el Trienio Liberal interrumpieron durante algún tiempo el régimen foral, que se mantuvo hasta 1835, fecha en la que fue derogado. El último intendente, Polo de Alcocer, nos describía la feligresía de Santa Elena, nombrando a Miranda como una de sus aldeas dependientes[11] en 1833: «Santa Elena, dos leguas de esta Capital sobre el arrecife que forma la garganta de Despeñaperros. Las aldeas que de ella dependen son; La del Portazgo, la de Correderas y Venta Nueva sobre la carretera general, la de Miranda y Magaña al N. O. dentro de la Sierra, con diversos caseríos, y entre ellos el de la Alisea perteneciente al Marques de la Rambla, donde nacen las aguas minerales que hacen efectos en las enfermedades del estomago.».

En 1835, Miranda no formó ayuntamiento como hicieron la mayoría de las capitales de feligresía, debido fundamentalmente a la falta de población, al contrario de Santa Elena que formó su ayuntamiento dentro de la provincia de Jaén. En la actualidad, las aldeas de Miranda y Venta Nueva han quedado como pedanías de Santa Elena, siendo Miranda la que más importancia ha adquirido, aunque en época postcolonial se la empezó a conocer como “Miranda del Rey”. La aldea del Portazgo quedó absorbida por el casco urbano de Santa Elena durante la segunda mitad del siglo XIX. Desapareció la aldea del Collado de los Jardines a principios del siglo XIX y la cortijada de Mojón Blanco durante la Guerra de Independencia. Las aldeas de Magaña y las Correderas con el paso del tiempo quedaron reducidas a cortijadas, hoy en día prácticamente abandonadas.

La antigua venta de Miranda, el emblemático edificio que dio origen y nombre a la colonia, fue utilizada durante época colonial, aunque perdió gran importancia con la apertura del nuevo Camino de Andalucía. En la segunda mitad del siglo XIX estaba arruinada y abandonada. En la actualidad solo el nombre de la colonia es el recuerdo vivo de una de las ventas más importantes de toda Sierra Morena.

© Francisco José Pérez-Schmid Fernández
Cronista Oficial de las colonias de Aldeaquemada y Navas de Tolosa

NOTA: El siguiente texto ha sido desarrollado tomando como base el Módulo I: feligresía de Santa Elena y feligresía de Miranda, realizado para el Curso de Formación Especializada en «Historia de las Nuevas Poblaciones fundadas por Pablo de Olavide» de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla por Carlos Sánchez-Batalla Martínez y Francisco José Pérez-Schmid Fernández.

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[1] Sánchez-Batalla Martínez, C., Carboneros y sus raíces. Colonia de Carlos III, Torredonjimeno, Fundación Caja Rural de Jaén, pág. 28.
[2] Hamer Flores, A., La Intendencia de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía, 1783-1835, Córdoba, 2009, pág. 198.
[3] La Peñuela fue el primer nombre de la capital, posteriormente conocida como La Carolina
[4] Primer nombre de la colonia de Navas de Tolosa
[5] Pérez-Schmid Fernández, F. J., La aldea de La Mesa. Colonia de Sierra Morena, La Carolina, Asociación vecinal la Santa Cruz de la aldea de La Mesa (Carboneros), 2011, págs. 5-6.
[6] A.H.N. Inquisición, leg. 3.601. Nombramiento de D. José Ynojos. Sevilla, 6 de julio de 1768.
[7] A.G.S., Sª y Sª de Hacienda, leg. 496, fols. 421 y 422. Jijón a destinatario desconocido. La Peñuela, 6 de julio de 1768. Y leg. 496, fol. 483. Olavide a Múzquiz. La Peñuela, 12 de mayo de 1768. [8] A.H.N. Inquisición, leg. 3608. Pablo de Olavide a Francisco Longoria. La Peñuela, 30 de octubre de 1769
[9] Con el fin de la feligresía se volvió a la situación de 1768, con Miranda y Magaña como aldeas dependientes de Santa Elena. Durante los años siguientes se fundaron nuevas aldeas en la feligresía de Santa Elena con el objetivo de agrupar en aldeas a las familias de colonos que tenían sus casas en las suertes. Se crearon la aldea del Collado de los Jardines, la aldea del Portazgo, la aldea de las Correderas y la cortijada de Mojón Blanco, en la mitad de las feligresías de Santa Elena y Aldeaquemada.
[10] También nombrada como aldea de la Venta de Vilches
[11] Polo de Alcocer, P., Memoria Histórica de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía, La Carolina, 1833. [Edición facsímil. La Carolina, Seminario de Estudios Carolinenses, 1983].
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